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»Este pueblo anda diciendo:

“No se metan con nosotros;
somos un pueblo elegido por Dios”.

»Pero son un pueblo tan molesto
como el humo en las narices,
como un fuego que arde todo el día.
Por eso llevo la cuenta
de todo lo que hace,
y no me quedaré callado,
sino que le daré su merecido.

»Castigaré a este pueblo
por todos los crímenes que ha cometido.
Me ofendió grandemente
al quemar incienso a los ídolos
sobre los montes y las colinas.
Por eso, ajustaremos cuentas,
y le daré su merecido.
Les juro que así será».

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